En casi todas las Biblias que adquirimos en los
diferentes centros de distribución cristiana encontramos una página en blanco
justo entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Si esta página no se encuentra,
por lo menos encontramos un breve espacio en blanco que hace algún tipo de
división entre estos dos pactos, las casas de publicación de alguna manera intentan
remarcar una separación entre ambos. Tradicionalmente se ha entendido que esta
separación abarca un período de tiempo aproximado de cuatrocientos años, es a
este período específico que nos referimos cuando hablamos del tiempo
intertestamentario.
Este período de tiempo abarca una variedad muy rica de
temas muy interesantes que son necesarios para poder entender el contexto del
Nuevo Testamento. Fue en este periodo de tiempo dónde estuvo en auge la
filosofía griega, dónde nacieron varios partidos dentro del judaísmo, dónde
abundó ricamente diferente tipo de literatura apocalíptica en Jerusalén y sus
alrededores, y podríamos citar muchos otros temas interesantes más pero en los
próximos párrafos nos limitaremos a hablar sólo sobre un tema, el tema
histórico; para ser más específicos aún, nos referimos a la rebelión de los
Macabeos.
El pueblo de Dios a través de los diferentes procesos
históricos ha tenido que soportar diferentes pruebas, que han venido a hacerlo
incluso más fuerte. El pueblo de Israel sufrió duramente la esclavitud en
Egipto, después la opresión de algunas naciones vecinas, sufrió también el
exilio y destierro, pero a pesar de eso la nación de Dios logró permanecer
unida y fuerte ante todo tipo de adversidad. La historia de la Iglesia no fue
diferente, desde su surgimiento tuvo que enfrentar la oposición de algunos
judíos, con el paso de los tiempos la persecución se hizo oficial y muchos
mártires entregaron sus vidas por la fe, a pesar de todo esto, la iglesia
continúo y lo sigue haciendo hasta el día de hoy. Partiendo de este
pensamiento, es importante mencionar que durante el periodo intertestamentario
el pueblo de Dios no estuvo exento a este tipo de conflictos, de una manera
similar la nación tuvo que enfrentar diferentes pruebas, pero que en vez de
debilitar la fe de los judíos, la logró hacer más fuerte, por medio de la
acción de aquellos que no renunciaron a su convicción religiosa y que se
mostraron firmes ante la adversidad de aquel tiempo.
Para tener un mejor entendimiento sobre el contexto de
la rebelión macabea, es necesario ubicarnos dentro del contexto del imperio
macedonio, específicamente después de la muerte de Alejandro Magno. Una vez
muerto este gran genio militar, no hubo un heredero que tuviese el liderazgo
que Alejandro tenía, así que el extenso territorio conquistado por Alejandro
tuvo que dividirse entre sus generales; Palestina quedó en el territorio que
obtuvo el General Seleuco, cuya base se ubicaba en Siria, dando origen así a la
dinastía de los Seleucidas. En los próximos párrafos estaremos dando una
narrativa histórica de lo acontecido durante el siglo II a.C. y es el deseo del
autor de este artículo que el lector pueda meditar en cómo es que el pueblo de
Dios permaneció firme ante este gran conflicto dado en este periodo comúnmente
llamado “intertestamental”.
Uno de los descendientes de la dinastía de los
Seleucidas era Antíoco Epífanes IV quien en ese momento gobernada el territorio
desde Siria, este fue uno de los más malvados líderes que tuvo que soportar el
pueblo judío, pues oprimió duramente a la nación de Dios ubicada en Palestina.
Antíoco era comúnmente llamado “el loco” por sus súbditos, esto nos da una idea
general del tipo de liderazgo que influía sobre los lugares que gobernaba.
Antíoco exigió que en Palestina se dieran ciertos cambios por parte de los
judíos, buscó eliminar las tradiciones nacionales e imponer las griegas, de
ninguna manera dio libertad de culto como lo hicieron otros reyes extranjeros
que estuvieron antes que él, decidió imponer las costumbres griegas en
Jerusalén, incluyendo aspectos que iban totalmente en contra de los principios
sostenidos por los judíos leales a la observancia de la ley. Esto trajo un gran dilema al pueblo judío,
pues por un lado tenían la opción de renunciar a su fe y practicar las
costumbres griegas y por otro, tenían la opción de resistirse y luchar por sus
principios y convicciones religiosas.
Son muchas las costumbres griegas que Antíoco intentó
imponer, así como también son muchas las costumbres judías que buscó eliminar.
Para ejemplificar lo antes dicho mencionaremos solo algunos aspectos. Antíoco
hizo algo que desagradó a muchos judíos, vendió el título de sumo sacerdote al
mejor postor, fue así como en el año 168 a.C. un impostor obtuvo el cargo de
sumo sacerdote por 360 talentos de plata. Esto trajo una reacción inmediata de
un grupo significante de judíos, que veían este acto como una “herejía” en
contra de la ley y de las tradiciones sagradas del pueblo. Sumado a esto,
Antíoco también prohibió bajo la pena de muerte la observancia del día sábado y
la práctica de la circuncisión. Esto añadía más argumentos al grupo de judíos
que estaban en desacuerdo con lo que se estaba realizando. Incluso algunos
líderes judíos habían sido influenciados negativamente, pues se sabe que
algunos sacerdotes mandaban a realizarse algún tipo de cirugía para disimular
la circuncisión y así poder participar abiertamente desnudos de los juegos
griegos, abandonando así su profesión litúrgica en el templo. La devoción al
cuerpo humano fue un gran problema dentro de algunos judíos, pues mientras
algunos adoptaban estas prácticas, otros se resistían abiertamente pero sin
hacer nada en contra de estas prácticas. El Templo ofrecido al Señor, ahora
servía como centro de sacrificios paganos a los dioses griegos y también como
centro de prostitución; esto como decimos comúnmente en nuestros países
latinoamericanos, fue tal vez “la gota
que derramó el vaso”. El ambiente de hostilidad y tensión estalló finalmente
cuando un hombre llamado Matatías rehusó a practicar las costumbres griegas y
mató a un mensajero de Antíoco para huir después a las montañas en compañía de
sus hijos (los cuales vendrían a ser llamados los macabeos). Muchos otros
judíos al enterarse de lo sucedido, también se unieron al grupo de rebeldes.
Fueron muchos los inconvenientes que enfrentaron los
macabeos, pues el ejército de Antioco era mucho más numeroso que ellos, pero
tal vez el principal inconveniente que tuvieron que enfrentar fue el hecho de
no poder pelear el día sábado, pues ese día no se debía luchar según sus tradiciones
religiosas. El ejército de Antíoco se aprovechó de esto y decidieron atacar
durante el día de reposo, sabiendo que los judíos por motivos religiosos no
saldrían a enfrentarlos abiertamente, los resultados fueron catastróficos para
los macabeos. Se cree que el número de muertos alcanzó las mil personas, entre
soldados rebeldes, mujeres y niños; estos se convirtieron en mártires por
decidir entregar sus vidas y no violar la ley sobre el día de reposo. Ante
esto, los rebeldes tuvieron que enfrentar un gran dilema, por una parte se
dieron cuenta que Antíoco había decidido volver a atacar durante los días
sábados, sabiendo él que los judíos no ofrecerían mayor resistencia por asuntos
religiosos, pero por otra parte sabían que si continuaban guardando el sábado
evitando luchar por sus vidas, prontamente serían todos masacrados y no habría
quien defendiese los principios sagrados mencionados en la Torá. Así que por
muy difícil que hubiese parecido la decisión de no guardar el día de reposo en
caso de guerra, esa fue la decisión que tomaron; decidieron que en caso que
fuesen atacados en un día sábado lucharían por sus vidas, pues ellos se
consideraban como los únicos que podrían hacer guardar la ley, y por lo tanto
la acción positiva de sobre guardar los preceptos divinos permitía pelear y
defenderse durante un día sábado.
Una vez que murió Matatías, uno de sus hijos llamado
Judá tomó el liderazgo de los rebeldes, Judá fue un líder militar muy
estratégico, también tenía gran carisma para animar al pueblo a no dejar de
luchar por los principios divinos de la Torá. Judá decidió no esperar al
ejército enemigo y simplemente defenderse, él buscó avanzar en la ofensiva
contra los seleucidas convirtiendo así a los rebeldes judíos en un grupo lleno
de valor y de esperanza. Fue así como los rebeldes lograron en el año 164 a.C.
tomar el control en Jerusalén y sus alrededores, pues lograron vencer al
ejército enemigo, lo cual trajo mucho consuelo y gozo a los judíos. A partir de
las victorias logradas por Judá, le empezaron a llamar “Judá Macabeo”, es decir
“Judá el Martillo”. Una vez que retomaron el control, hizo lo mismo que
hicieron los reyes Asa y Josías, decidió hacer nuevamente reformas religiosas
para eliminar toda clase de influencia pagana y replantearse así nuevamente la
observación de la ley. Es así como surge la fiesta de la Janucá, celebración
que conmemora el triunfo sobre el ejército enemigo y la purificación del
templo.
La historia de los Macabeos o llamados también
Asmoneos, continuó por muchos años más, dándole independencia al pueblo judío,
con libertad política y religiosa, siendo esta última la de mayor valor para
los judíos de la época. Nuevamente el pueblo tuvo que enfrentar otra dura
prueba, pues con el paso del tiempo se levantó el imperio romano, que también
vino y trajo opresión política y económica al pueblo de Dios, pero de la misma
manera que los macabeos se mantuvieron fieles a su convicciones religiosas, así
también no se quebrantarían ante la opresión de un nuevo imperio.
Muy Bueno!
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