jueves, 23 de noviembre de 2017

LA FIDELIDAD MATRIMONIAL

HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE
“¿Aceptas serle fiel hasta que la muerte los separe?”- “Sí, acepto” Esta es una pregunta y una respuesta que escuchamos comúnmente en algunas ceremonias nupciales. Tristemente en algunos casos, esta afirmación  no llega a cumplirse debido a que uno de los cónyuges rompe con la fidelidad prometida en el día de la ceremonia.

Hoy en día, son muchas las causas de divorcios, pero una de las principales causas son las infidelidades matrimoniales. Este es uno de los acontecimientos que casi siempre daña profundamente una relación matrimonial, y se requiere de un gran esfuerzo y madurez espiritual para poder salir adelante de este tipo de crisis.

El Apóstol Pablo enseñó en Efesios 5: 22-33 grandes principios sobre el matrimonio. Aquí se exhorta al hombre a amar a su esposa como Cristo amó a la iglesia, y se exhorta a la esposa a someterse con respeto a su esposo como cabeza de hogar. Lastimosamente cuando se le es infiel al cónyuge, se tiende a perder ese amor y ese respeto del cual habla el apóstol.

El diccionario define la Fidelidad como “lealtad, veracidad, nobleza y confianza”. Si partimos de estas definiciones, la fidelidad matrimonial es entonces serle leal al cónyuge y tenerle confianza al esposo o esposa. Según esto, la infidelidad matrimonial empieza entonces cuando dejamos de ser sinceros y honestos con nuestro cónyuge. Un elemento clave en todo matrimonio, debería de ser la honestidad y sinceridad. Esto es algo muy “trillado” y “anticuado” para muchos que hoy en día ven el divorcio  como “una opción más” para evitar los conflictos matrimoniales. Si realmente queremos serle fiel al cónyuge hasta la muerte, deberíamos empezar por ser sinceros con aquella persona a la cual le juramos amor para toda la vida. Una infidelidad podría iniciar desde el momento que empezamos a ocultar información a nuestro cónyuge.

Debemos también recordar que la fidelidad matrimonial es un compromiso hecho con Dios y con nuestro cónyuge. Hicimos un compromiso con Dios, y le prometimos a Dios serle fiel a nuestro cónyuge. Cuando somos infieles dentro del matrimonio, no sólo estamos fallándole a una persona, estamos fallándole principalmente a Dios, pues no estamos cumpliendo con la promesa que fue hecha el día de la boda.

La Fidelidad matrimonial es también una Decisión. Recuerdo haber escuchado en un congreso de Psicólogos la historia de una mujer que manejó varias horas para poder ver a un terapeuta familiar muy conocido. El esposo de esta mujer le había sido infiel, y ella buscaba entender porqué él la había cambiado por otra mujer. La señora finalmente llegó donde el profesional y le dijo: “Dígame, ¿porqué mi esposo me fue infiel?” y el terapeuta le dio una simple razón: “Señora, su esposo lo fue infiel porque él quiso serle infiel y porque él decidió serle infiel”. Esto nos debería recordar que la fidelidad matrimonial es una decisión y esta decisión debería de estar basada en el amor, respeto y compromiso que tenemos a Dios primeramente y a nuestro cónyuge.

FACTORES QUE LLEVAN LA INFIDELIDAD
A continuación se mencionan tres factores que pueden romper la fidelidad matrimonial y de esa manera destruir el vinculo entro dos personas que se unieron llenas de amor y esperanza. Lógicamente hay más, pero en el presente artículo me limito a mencionar solamente tres, y espero que sean de advertencia preventiva para nuestras relacionas matrimoniales.
1.      Cuando se busca a la persona perfecta: No existe hombre ni mujer perfecta en el mundo. Hay hombres y mujeres que una vez casados empiezan a buscar perfección en sus cónyuges, y  como no la hayan por ningún lado empiezan a buscar eso que su cónyuge no tiene, en otras personas. Si se busca solamente lo malo y feo de nuestro cónyuge, lo encontraremos rápidamente. Cuando se empieza a buscar “perfección” simplemente no la encontraremos pues esta no existe en nosotros.  

2.      Cuando hay una confianza excesiva en un mismo. Se debe tener cuidado con el hecho de sostener que “eso nunca nos pasará a nosotros”. Deberíamos siempre recordar que la tentación está siempre latente y que debemos siempre alejarnos de la misma. Cualquiera puede ser infiel, y cuando digo cualquiera me refiero al joven que está en luna de miel, al casado por más de treinta años, al pastor de iglesia, al terapeuta familiar, el erudito, usted, yo, cualquiera. Eso debe poner una luz roja de advertencia constante en nuestras relaciones con los demás.  

3.      Cuando se busca una revancha por una infidelidad pasada.  En ocasiones, hay infidelidades que ocurren porque simplemente el otro cónyuge fue infiel en el pasado. Se debe tomar en cuenta que cuando se perdona una infidelidad no se debe “sacar a luz” el tema en cada conflicto que se tenga, pues se ha decidido seguir con la persona e iniciar un ciclo nuevo de compromiso matrimonial.  Algunas personas creen que el hecho de haber sido víctimas de una infidelidad, les da licencia para tener una aventura amorosa.

CONSEJOS PRÁCTICOS
Finalmente, quisiera sugerir algunos consejos prácticos que pueden ayudarnos a mantener vínculos fuertes de fidelidad en nuestras relaciones matrimoniales. Primero, procuremos siempre ver las cualidades de nuestros cónyuges, recuerde que su pareja tiene cualidades únicas que no tienen otras personas. Recuerde por qué se enamoró de él o de ella. Cuide y valore a su cónyuge. Segundo, sea siempre sincero con su cónyuge respecto a sus amistades. Si su cónyuge sabe quiénes son sus amig@s del trabajo, estudio, etc. serán relaciones más transparentes. Tercero, siempre hable a sus amig@s sobre su familia, por su puesto, no para quejarse. Esto les marcará una línea y sabrán que usted le pertenece a otr@, porque es una persona casada. Cuarto, recuerde siempre que lo que le ha costado construir tanto en su familia, se puede perder en un breve momento. Conozco casos donde las personas que fueron infieles nunca más lograron recuperar la confianza y respeto de sus hijos. Volver a recuperar la confianza, puede ser un proceso muy largo. Quinto, busque siempre ayuda para fortalecer su matrimonio o para trabajar en las áreas de crecimiento que su relación necesita, no renuncie a los votos que hizo cuando estaba en el altar, no destruya su matrimonio; no destruya su familia. 


Guadalupe Mayo
Adaptado del sermón dominical
predicado en Iglesia de Cristo Kennedy.
Junio del 2011.

Fortalezcamos la Familia.




miércoles, 11 de octubre de 2017

DESACUERDOS Y CONFLICTOS EN LA IGLESIA

¿Recuerda usted la última vez que discutió fuertemente con un hermano o hermana en la fe? Aunque no parezca una realidad, en la iglesia también hay conflictos (a veces demasiados) y esto ha desanimado a muchos a través de los tiempos. Algunas veces es muy complicado experimentar el Salmo 133:1. Habitamos juntos sí; a veces en armonía y a veces no, desgraciadamente.



El conflicto no es nuevo entre los siervos de Dios, el conflicto es algo que también experimentaron algunos ministros del Señor. Un ejemplo claro de ello lo encontramos en Hechos 15:36-41 cuando Pablo y Bernabé discutieron por Juan Marcos. Lo acontecido entre estos dos hombres de Dios nos deja muchas enseñanzas.

Si estudiamos Hechos 13 nos damos cuenta del trasfondo del problema. Pablo, Bernabé y Juan Marcos van de misioneros a predicar la Palabra (lo que hoy en día se conoce como el primer viaje misionero de Pablo) pero en Páfos, Chipre; encuentran oposición por parte de un mago llamado Barjersús. El texto dice que, después de esta oposición, Juan Marcos decidió regresar a Jerusalén y abandonó el viaje. Posterior a este viaje, el autor de Hechos nos narra (en lo que hoy en día se conoce como el capítulo 15) que Pablo y Bernabé están a punto de iniciar su segundo viaje con el propósito de visitar las congregaciones que establecieron en el primer viaje.  Bernabé tiene el deseo de llevar a Juan Marcos (a aquel que los había abandonado).

Es curioso que el texto en español en la versión RVA dice que hubo “un desacuerdo” entre ellos. Los teóricos conocedores del griego del N.T. argumentan que las palabras más exactas para traducir esta frase son: “Hubo una  exasperación / agitación / irritación/ discusión fuerte entre ellos”. Esto nos permite ver lo difícil que fue el conflicto entre estos dos siervos de Dios.

¿Quién tenía la razón?
Es escritor bíblico no nos brinda su opinión al respecto. Si pudiéramos imaginarnos la discusión que se llevó a cabo, esta pudo haber sido la argumentación dada:

Posibles Argumentos de Bernabé:
“Pablo, hay que darle una segunda oportunidad, todos merecemos una segunda oportunidad”.
“Pablo, cuando nadie te aceptaba ni te tenía confianza, yo te acepté ¿Por qué no haces lo mismo con Juan Marcos?”
“Pablo, los jóvenes maduran con el tiempo, cómo va a aprender si no lo dejas”.

Posibles Argumentos de Pablo:
“Bernabé, ya lo hizo una vez, lo puede volver a hacer”.
“Bernabé, es más importante la misión de Dios que un capricho juvenil”
“Bernabé, no puedo llevar a una persona que abandona la misión ante la primera prueba, no sería un buen ejemplo para los demás jóvenes”.

¿Imagina usted la discusión? 
El asunto es que nunca se pusieron de acuerdo y se separaron. Aunque este parece un caso aislado en las  páginas del N.T.; se repite en nuestras congregaciones de cualquier lugar. Una realidad que muchos hemos aprendido en el ministerio es que, con mucha frecuencia, mientras más nos involucramos en el trabajo ministerial más conflicto es el que tendremos que enfrentar. Por esta razón urge que reflexionar sobre esta problemática.

Ante el conflicto es importante recordar los siguientes aspectos:
En los desacuerdos, el problema es el punto de vista, no las personas. Nuestro error ha sido hacer los problemas demasiado personales. Tenemos que reconocer que en cuestiones de opinión no siempre estaremos de acuerdo.

En los desacuerdos, cada parte tiene su razón. ¿Quién tenía la razón en este conflicto? Por un lado Bernabé tiene razón, pero por otro lado también Pablo tiene razón. El problema es pensar que siempre nuestras opiniones tienen que estar sobre las opiniones de los demás. Nuestra opinión puede tener algo de razón, pero no necesariamente será la mejor.

En los desacuerdos, cuando son acalorados, siempre saldrá alguien herido. Recordemos que entre más calor hay más quemaduras. Cuando entre hermanos hay gritos, insultos, indiferencia, etc., el amor cristiano está totalmente ausente.

En los desacuerdos, siempre hay que buscar una solución. Colgar el teléfono, abandonar la reunión, dejar hablando a la otra persona, gritarle a la otra persona, está muy lejos de contribuir a una posible solución al conflicto.

En los desacuerdos, no siempre se va a llegar a un acuerdo (como en este caso). Cuando esto llegase a ocurrir, es importante no guardar rencor en el corazón. Es interesante ver que Pablo en ningún momento en sus epístolas se refirió negativamente a Bernabé. Incluso en II Timoteo 4: 11 (carta escrita muy posterior al conflicto) manifiesta que para ese entonces Marcos le era útil en el ministerio (la mayoría de eruditos acuerda que se refiere al mismo Juan Marcos).

Entonces ¿Quién tenía la razón? Según sus posiciones AMBOS, pero según sus actitudes NINGUNO. Lo más importante ante el conflicto no es tanto nuestra opinión, sino nuestra actitud. Ojala que nuestras ACTITUDES sean siempre mejores que nuestras OPINIONES.

Guadalupe Mayo.
La Voz Eterna. Vol. 47. Número 3.
Mayo- Junio 2009


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de aproximadamente 2 meses. 


martes, 5 de septiembre de 2017

LA ESCUELA DOMINICAL NO LO ES TODO

En cierta ocasión una hermana vino a mí para quejarse de la escuela dominical, pues insistía en que su hijo en los últimos tres meses no había aprendido nada, pues no conocía ninguna historia nueva, ningún versículo nuevo, ningún canto nuevo “No ha aprendido nada” me dijo muy molesta. Amados en el Señor ¿De quién era la verdadera responsabilidad de que este niño no hubiese aprendido nada en los últimos tres meses? Para la madre era culpa de la maestra de la escuela dominical, pero según la Biblia, ella tenía más responsabilidad que la maestra de enseñar a su hijo, de allí la frase que “La escuela dominical no lo es todo”.

La escuela dominical es un complemento a la educación de nuestros niños en la iglesia, pero la responsabilidad cae principalmente sobre los padres. Los principios bíblicos nos enseñan que es en el hogar principalmente donde se les debe dar la correcta educación a los niños. El texto de Deuteronomio 6: 4-9 conocido como el “Shemá” dice en La Biblia de Las Américas “Escucha, oh Israel, el SEÑOR es nuestro Dios, el SEÑOR uno es. Amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y diligentemente las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Y las atarás como una señal a tu mano, y serán por insignias entre tus ojos. Y las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas”. Esta porción de la escritura nos enseña que dentro de los hogares hebreos los padres debían orientar a sus hijos sobre los principios divinos. Dentro de la nación hebrea había elementos que educaban al pueblo como lo eran los sacerdotes, los levitas, los profetas, las sinagogas después del exilio y otros, pero la principal labor era de los padres.

Según la Psicología del Desarrollo Humano, el niño adquiere su identidad y personalidad en el núcleo del hogar por medio de los padres y del ambiente que le  rodee. En la vida espiritual es algo similar, en el hogar es donde los niños aprenderán los verdaderos conceptos del cristianismo. Para bien o para mal muchas veces, el tipo de cristianismo que vivan los padres, será el tipo de cristianismo que vivirán los hijos.

La escuela dominical no lo es todo, no es suficiente con dos o tres horas a la semana para orientar a un niño bajo los principios divinos, es un trabajo que involucra los siete días a la semana por parte de los padres. Ahora, los que nos dedicamos a enseñar en la iglesia no podemos omitir que como iglesias deberíamos procurar mejorar nuestros ambientes educativos y mejorar nuestra calidad educativa, eso es una gran realidad, pero la principal responsabilidad de orientar a los niños en el Señor depende de los padres principalmente. Imagínese que la maestra en la escuela dominical en ocasiones le enseña a los niños a no mentir, pero ellos ven que sus padres mienten en el hogar constantemente, la maestra en la escuela dominical les enseña a no criticar a las demás personas, pero ellos ven a sus padres criticar a cada miembro de la iglesia, la maestra les enseña que su ofrenda a Dios debe ser una prioridad, pero ellos ven en sus padres totalmente lo contrarío, la escuela dominical no lo es todo, la principal responsabilidad es de los padres.


La iglesia necesita padres más comprometidos con el Señor, que puedan ser modelos para sus hijos. El mayor legado o herencia que los padres le pueden dejar a sus hijos es una ejemplo de vidas de integridad y consagración al Señor. Recordemos que el niño puede aprender varias cosas en la escuela dominical que tal vez olvidará, pero no olvidará jamás el ejemplo de un buen padre y una buena madre dentro de su hogar. Trabajemos más para que la obra de Dios se vea reflejada en nuestros hijos y futuras generaciones.     

Guadalupe Mayo



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viernes, 18 de agosto de 2017

EMPODERAMIENTO COMUNITARIO Y PROYECTOS ECLESIALES

El segundo evangelio de las escrituras nos brinda un relato breve, pero preciso sobre el empoderamiento en acción.

Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios” Marcos 3: 13-15 (RVA)

En la década de los 90 se puso mucho de moda palabra empoderamiento (del inglés empowerment), y surgió mucha literatura haciendo énfasis en este tema. Fueron especialmente los psicólogos comunitarios quienes aplicaron este concepto a grupos que necesitaban aprender a generar y utilizar recursos para tener una mejor calidad de vida.  Hoy en día el concepto de empoderamiento tiene mucho que aportar a las comunidades de fe, pues en muchas iglesias hay una muy fuerte dependencia externa o incluso a veces se depende solamente de una sola figura de autoridad, que cuando esta llega a faltar se genera el caos total.

El Señor Jesús de cientos de discípulos seleccionó a doce, y en lugar de hacer el trabajo de doce personas, los preparó y equipó para que fueran ellos los responsables de darle seguimiento al movimiento cristiano surgido en Jerusalén. ¿Se obtuvieron resultados positivos? La respuesta a esta pregunta es muy clara, el cristianismo ha existido desde hace ya más de dos mil años y es la religión más grande en el mundo, tal parece que este pequeño grupo de discípulos fueron bien capacitados para desarrollar la misión en la ausencia física del gran líder.

Unos de los grandes retos que enfrentan muchas iglesias en Latinoamérica es la gran dependencia que se ha generado por la mucha ayuda recibida durante los últimos años. Esto es visto incluso como normal en la perspectiva de nuestros pueblos, pues constantemente nuestros gobiernos están dependiendo de la ayuda externa para poder solventar problemas críticos que nuestros ciudadanos han creado. El Triángulo Norte Centroamericano  (El Salvador, Guatemala y Honduras) celebran la ayuda económica que constantemente viene de países del primer mundo, para que de esa manera se puedan combatir de una manera más eficaz los problemas sociales que enfrentan los países hermanos. En otras palabras, hemos creado un problema por diferentes factores internos  y ahora esperamos que otros nos ayuden a solucionarlo. Algo muy similar ocurre en la iglesia, constantemente se espera que otros hagan lo que la iglesia debería de estar haciendo.

Este problema de falta de empoderamiento local se ve reflejado incluso a lo interno de las iglesias, donde constantemente hay comunidades de fe muy dependientes de un solo líder religioso y se genera así la figura paternalista del líder, donde si esa figura no está presente simplemente no se puede hacer nada, pues se necesita su aprobación o consentimiento. Simplemente los miembros de la comunidad de fe (miembros de iglesia) no se sienten capaces o autorizados a hacer cosas con las cuales el líder (predicador, pastor, evangelista, misionero, etc.) no estaría de acuerdo, así que para no hacer algo equivocado es mejor nunca hacer nada, a no ser que venga por orden directa de la figura de autoridad. Todo este alimenta cada vez más una dependencia no sana, que no permite a las comunidades a empoderarse de los proyectos locales, de los cuales ellos mismos serían los mejores beneficiarios.

Es muy triste ver como fracasan los proyectos una vez que los grupos externos se han ido, cuando los líderes abandonan el proyecto este carece de visión y tiende a desaparecer después de un tiempo. ¿Por qué ocurre esto? La respuesta parece ser no tan compleja y muy simple, FRACASAN PORQUE NUNCA HUBO EMPODERAMIENTO COMUNITARIO, EL PROYECTO SIEMPRE FUE DE LOS QUE SE HAN IDO, Y NUNCA FUE DE LOS QUE SE QUEDARON.

El Señor Jesús en tan solo tres años consiguió que su pequeño grupo de discípulos se lograra apropiar y empoderar de la visión, y después de la ascensión del Señor los apóstoles lograron seguir con la visión, pues el proyecto de evangelizar y discipular era de ellos, entendían muy bien que si ellos no lo hacían, nadie más lo iba a ser posible. Estuvieron tan empoderados y entregados al proyecto de la evangelización, que incluso estuvieron dispuestos a sufrir y morir por él.  

Aquellos que trabajamos y colaboramos en la obra de Dios, deberíamos de preocuparnos más por empoderar a las comunidades, darles los recursos y herramientas, para que una vez que nosotros ya no estemos presentes, el proyecto siga adelante y no muera; debemos concientizar en todo momento, que el proyecto (cualquiera que este sea) ES y SERÁ SIEMPRE DE ELLOS y NO SIEMPRE NUESTRO. De lo contrario, ocurrirá siempre lo mismo, como me comentó en cierta ocasión un campesino: “Cuando estaban aquí los misioneros todo marchaba bien, pero una vez que se fueron, todo se vino abajo”.  


Recordemos que la prueba de todo buen líder es que su influencia continúe presente, aunque él/ella no esté siempre presente, y el Señor Jesús es el máximo ejemplo de esto. ¿Deberíamos imitarlo no?

jueves, 13 de julio de 2017

Las Metas y los Objetivos

Cuando se habla de planeación estratégica, es necesario hablar sobre objetivos y metas. Al igual que la temática sobre Misión y Visión, aquí también existe mucha confusión sobre la definición de cada uno de estos términos. En la presente investigación se encontraron diferentes fuentes, donde para algunos los términos son muy diferentes, para otros son casi sinónimos e incluso para otros son casi terminologías intercambiables. Debido a que esto incluso pude generar confusión en los lectores de esta síntesis, se ha procedido a tomar una postura, la cuál de manera simplista intenta ejemplificar de manera no muy subjetiva esta temática.


En una película para niños y adolescentes llamada “Alicia en el país de las maravillas”, hay una escena que llama grandemente la atención y que ayuda a introducirnos a este último tema en el presente trabajo. La película muestra cómo Alicia (la protagonista)  se pierde en la inmensidad del bosque, llega donde un gato y le pregunta: “¿Por dónde me puedo ir?” a lo que el gato contesta: “¿Hacia dónde vas?”, y la joven responde: “No importa hacia donde vaya, sólo quiero llegar”, ante esta respuesta tan extraña el gato le da una réplica casi igual de extraña diciéndole a la joven: “entonces no importa por donde te vayas, sigue y llegarás”. Esta conversación es muy confusa, pues la joven no sabía adónde iba, ni el gato sabía decirle cual camino tomar. Así de confuso resultan muchas veces las planificaciones en algunas congregaciones y ministerios: “Se sabe que se quiere llegar, pero no se sabe ni a dónde, ni cómo”. Una buena Planeación Estratégica entonces requiere saber dónde se quiere llegar y busca los caminos para poder llegar a lo deseado, y es aquí donde necesariamente se tiene que hablar de Metas y Objetivos.

A continuación se  presentan definiciones seleccionadas por su fácil aplicación y entendimiento:

Meta: Es un blanco al que se trata de atinar y el que uno tiene la esperanza de alcanzar.
Objetivos: Son pasos mensurables a corto plazo diseñados para llevar a la organización hacia el logro de metas a largo plazo (Anthony & Estep, 2006, págs. 81,84).

Esta imagen refleja lo que estas dos definiciones tratan de explicar:


Entonces al momento de realizar un plan estratégico, se deben considerar algunos elementos importantes, pues todos los objetivos deber estar orientados a alcanzar una meta, ya sea individual o colectiva. Los objetivos serán entonces pequeños pasos, que una vez cumplidos sistemáticamente, me llevarán a la meta deseada.

Se deben tomar en cuenta algunos elementos respecto a los objetivos, casi toda la literatura existente respecto al tema sugiere que se apliquen los siguientes aspectos respecto a los objetivos:
ü  Deben ser Específicos.
ü  Deben ser Mensurables (debe haber alguna manera de medir si se están alcanzando)
ü  Deben ser Alcanzables.
ü  Deben ser Realistas.
ü  Deben de tener un tiempo específico.

En lo que respecta a las metas, estas deben ser planteadas de forma correcta, véanse aquí tres ejemplos hipotéticos que llevarían las metas a un planteamiento erróneo:

v   No existen metas inferiores a lo que ya se está haciendo.
“Estamos creciendo 5 miembro por año, nuestra meta para el próximo son 4”.
v  A veces las metas en las iglesias son poco ambiciosas por el miedo o temor a fracasar.
“Nuestra ofrenda mensual es de 800.00 Lps, el próximo mes será de 805.00 Lps.”.
v  Por otro lado, están las metas ficticias, que se sabe que por el contexto en el cuál esté la persona o la organización, simplemente no son alcanzables.
“El próximo año seremos mil miembros, los 15 que somos debemos trabajar muy duro para lograr la meta”


SÍNSTESIS FINAL


La Planeación Estratégica es muy poco conocida dentro de nuestro contexto eclesial, muy poco o casi nada se escucha sobre esta temática en nuestras iglesias de Cristo, el mundo protestante se ha interesado más que nosotros por estos principios. Más allá de “satanizarlos” o “desecharlos”, se debería de hacer una reflexión seria sobre su aplicación en nuestros ministerios, pues muchos de estos principios una vez que son puestos en práctica, dejan ver los maravillosos beneficios del mismo y  le dan un impulso de orden y planificación a lo que hacemos para el Señor. Se anima al lector del presente trabajo a que aplique cada uno de estos principios, que se inicie a desarrollar una correcta planificación dentro de nuestra hermandad, para que así el Señor también sea glorificado en cada cosa que hacemos y planeamos para su obra. 



Por Guadalupe Mayo


Bibliografía: 

Anthony, M., & Estep, J. (2006). Administración Básica para iglesias y ministerios cristianos. Colombia: Editorial Mundo Hispano.


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MISIÓN Y VISIÓN ORGANIZACIONAL


Desarrollo de una Misión y Visión 

Dentro de la función administrativa de Planificación, están el diseño y desarrollo de la misión y visión de la organización, en este caso de la congregación o ministerio. Estos dos principios administrativos son utilizados hoy en día por la mayoría de organizaciones que quieren siempre tener presente el rumbo que han decidido tomar, tal es el caso de instituciones financieras, educativas, religiosas, etc. El presente trabajo propone que si se decide aplicar este principio a nuestro ente eclesial, se haga de la manera correcta y profesional y siempre tomando en cuenta lo que se quiere lograr colectivamente.

La gente e incluso algunos profesionales, comúnmente tienden a confundir estos dos conceptos, tal vez por la similitud temática que tienen, pues ambas definiciones implican la función de la planificación. Es por esta razón que a continuación se cita de manera general y simplista la definición de lo que significa cada uno de estos términos:

Misión: Esta consiste en definir el propósito de la organización, refleja las necesidades que son satisfechas con los servicios brindados por la organización. Aquí se define el Qué, Cómo y para Qué (Gestión Integral de Recursos Humanos, 2010). Tratando incluso de simplificar más este concepto, se puede decir que la Misión define en sí lo que la congregación o ministerio es en sí, aquí se refleja la razón de ser de la organización.

Visión: Es una imagen mental clara de un futuro preferible, es aquello que todavía no es y se busca ser alcanzado por medio de la misión (Anthony & Estep, 2006, pág. 68). Simplificando más este concepto se puede decir que es la manera en cómo nuestras congregaciones o ministerios serán percibidas en el futuro, y esta percepción será concretizada mediante la correcta aplicación de la Misión.

Entonces ¿Cómo se pude diferenciar la Misión de la Visión? Véase los siguientes conceptos:
“La Misión provee la razón (el porqué) de la existencia de la organización y la Visión provee una perspectiva futura de la organización”

“La Misión es más filosófica mientras que la Visión es más estratégica, ve lo que todavía no es completamente”

La Misión surge desde “adentro” de la organización, es la que da sentido a la organización; mientras que la Visión lo que hace es mirar hacia “afuera”

Véase un ejemplo de esta conceptualización en el caso concreto de una entidad de educación superior:

Misión: Formar profesionales emprendedores, capaces de trascender por sus competencias y valores, en un ámbito humano y tecnológico, para que contribuyan al desarrollo sostenible y transformación de la sociedad.
            *Note usted que aquí se describe lo que ya se está haciendo.
            *Esta es la razón de ser de esta entidad educativa.
            *Una vez que esto se logra, se puede ver hacia el futuro y trazar una visión.

Visión: Nuestra universidad será reconocida como la mejor Universidad de Centroamérica por su calidad educativa acreditada, el uso de tecnología de vanguardia y la formación de talento humano con enfoque local y global.
            *Aquí se describe lo que se quiere ser, pero que todavía no se ha alcanzado.
            *Esto es lo que se desea alcanzar mediante la Misión.
            *En un futuro, así es como se quiere que sea percibida la organización.

Véase aquí un último ejemplo de la temática tratada en el caso específico de una organización de servicios médicos:

Misión: Proporcionar atención de salud integral y especializada a la comunidad, con responsabilidad, con personal altamente calificado, comprometido y con tecnología de primera a fin de contribuir al bienestar y desarrollo del país.

Visión: Llegar a estar, entre los tres primeros hospitales privados de la ciudad en los próximos cinco años, convirtiéndonos en un modelo a seguir y un referente.

Una Vez más, note al igual que en el primer ejemplo, las claras diferencias   enmarcadas entre la Misión y la Visión, siempre unidas al Plan Estratégico Organizacional.


Mucha literatura religiosa consultada refleja diferentes puntos de vista sobre la propuesta de diseñar una Misión y Visión local para cada congregación, mientras que algunos argumentan que estos principios tienden a “secularizar” las entidades religiosas, otros proponen el hecho de usar estos principios como una herramienta que puede ayudar a darle un “rumbo” a nuestras congregaciones locales, debido a que en ocasiones ni siquiera se ha hecho un análisis ni de donde estamos ni hacia donde queremos ir. 


Por Guadalupe Mayo

Fuentes consultadas:

Anthony, M., & Estep, J. (2006). Administración Básica para iglesias y ministerios cristianos. Colombia: Editorial Mundo Hispano.

Gestión Integral de Recursos Humanos. (2010). Proyecto GIRH. Recuperado el 05 de Mayo de 2013, de http://www.proyectogirh.com/archivos/productos_girh/MISION.pdf

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miércoles, 12 de julio de 2017

INTRODUCCIÓN A LA PLANEACIÓN ESTRATÉGICA

Hoy en día, hay varios principios administrativos que los ministros religiosos pueden aplicar a la obra ministerial, varios de estos principios pueden ejecutarse en nuestros entornos religiosos sin el ánimo de querer “secularizar” los diferentes ministerios eclesiales. El presente escrito propone a los diferentes ministros del Señor, aplicar varios principios ligados con uno de los pilares básicos de la administración: La Planificación. En las siguientes líneas se estarán sintetizando elementos relacionados con la planificación estratégica, se analizarán conceptos básicos de la planificación como lo son la Misión y Visión y por último se enfatizarán aspectos relevantes como los son los objetivos y las metas. De ninguna manera es la intención dar una explicación detallada sobre cada uno de los principios mencionados, pero sí se procura hacer un análisis general sintetizado sobre los mismos para descubrir su sentido de aporte a los diferentes ministerios de la iglesia.


Antes de empezar a desglosar información relacionada con este tema, es importante mencionar que la administración tiene varias funciones, pero la mayoría de autores expertos en el tema suelen sintetizarlas en cuatro o cinco funciones principales: Planificación, Organización, Dirección, Control y algunos añaden la Evaluación (Robbins, 2005).

Estos principios están presentes directa e indirectamente en la palabra de Dios, no es el propósito del presente trabajo mencionar en detalle cada función administrativa en la Biblia, pero sí se procede a citar algunos ejemplos del A.T. donde la Planificación está presente en el relato bíblico:
ü  La Creación (cuando se hace un análisis exhausto del relato se deja ver claramente este principio, analicen por ejemplo el orden de los días de la creación).     
ü  La Redención (visto desde la vida de los patriarcas del Génesis)
ü  El Éxodo hacia Canaán (aquí vemos a Dios constantemente dado mensajes a Moisés, los cuales dejan ver este principio).   
ü  La conquista de la tierra de Canaán (Josué como estratega militar constantemente hizo uso de este recurso)
ü  Y muchos otros ejemplos donde se percibe la capacidad de los hebreos de poder accionar previo a un proceso de planificación, comúnmente dirigido por un líder o por el Señor mismo.

Hay muchas maneras de definir la planeación estratégica, pero siempre su definición deberá de estar ligada a la primera función administrativa mencionada anteriormente. Tal vez una de las definiciones más interesantes sea la presentada por un autor cristiano que la define de la siguiente manera: “Es una agenda escrita que incluye tanto la misión como la visión, y que al mismo tiempo lanza una serie de metas y objetivos hacia el futuro deseado y concebido” (Anthony & Estep, 2006, pág. 95). Esta definición incluye básicamente cada uno de los elementos que se estarán tratando en el presente escrito, es por eso que será este el concepto que guiará el presente trabajo.

Tenemos que reconocer que nuestros ministros saben muy poco o nada sobre planeación estratégica, porque simple y sencillamente “no ha sido parte de nuestra cultura eclesial”. Hablando de manera muy general, se percibe que nuestras congregaciones y ministerios no están acostumbrados a planificar, mucho menos a diseñar estrategias para lograr ejecutar dicha planificación. En ocasiones las congregaciones y muchos ministerios se guían tristemente por la filosofía del dicho popular de “para qué planificar…si en el camino se arreglan las maletas”. Este tipo de pensamiento es uno de los más grandes obstáculos que enfrenta la planificación estratégica.

Hoy en día nuestras congregaciones y ministerios necesitan saber qué hacer, cómo hacerlo y quienes lo harán;  estos son elementos básicos de la planeación estratégica. En ocasiones no sabemos qué hacer porque no sabemos hacia dónde vamos. Quizá sea esta una de las razones por las cuales hay muchas congregaciones y ministerios que tienen muchos años de existencia, y en vez de crecer, se hunden cada vez más en la decadencia.

Una herramienta básica que nos brinda la planeación estratégica es la matriz FODA, utilizada hoy en día en casi todas las organizaciones formales que están en pro del mejoramiento continuo. Esta matriz consiste en diseñar estratégicamente las fortalezas de la organización (F), las oportunidades (O), las debilidades (D) y las amenazas (A) que enfrenta la organización (Robbins, 2005). Una vez realizada una reflexión profunda sobre las condiciones que enfrenta la organización, se puede proceder a diseñar una estrategia de planificación que busque darle un nuevo giro o avance a la organización, en este caso estaríamos hablando de la iglesia o de un ministerio específico.  

El siguiente diagrama ayuda a entender mejor el análisis FODA:

 







Una vez que hemos realizado este análisis FODA sobre nuestra congregación o ministerio, entonces tendremos un panorama más claro sobre dónde estamos nosotros actualmente, para así saber hacia dónde queremos ir realmente. Hay varios tipos de estrategias que podríamos seleccionar para llegar hacia donde hemos planificado, y cada estrategia depende del tipo de meta que se intentará seguir. A continuación se mencionan solamente tres estrategias que podrán darle luz a nuestros ministerios:

Estrategia de Crecimiento: Esta estrategia llevaría al ministerio o congregación a incrementar su recurso humano (más y mejores miembros), económico o de cualquier otra índole.
Estrategia de Estabilidad: Esta estrategia llevaría al ministerio o congregación a mantener el estado actual sin buscar cambios significativos que alteren lo que ya se está realizando.

Estrategia de Renovación: Esta estrategia llevaría al ministerio o congregación a eliminar las principales debilidades y renovarse con nuevas personas o recursos que ayuden a mejorar lo que se ha estado haciendo mal. 


Por Guadalupe Mayo

El presente artículo continuará con la temática del desarrollo de una Misión y Visión. 



Obras Citadas: 

Anthony, M., & Estep, J. (2006). Administración Básica para iglesias y ministerios cristianos. Colombia: Editorial Mundo Hispano.

Robbins, S. (2005). Administración. En S. Robbins, Administración (pág. 9). México: Pearson 

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